La victoria de Trump incrementa la ansiedad en Ucrania: de «es una lotería sin premio» a «podemos morir todos aquí»
Desafortunadamente, Trump es una lotería sin premio para nosotros”, reflexiona Stas, un ucraniano de 21 años que trabaja como teleoperador en Kiev. “Se puede esperar cualquier cosa de él, pero definitivamente no creo que nos vaya a ayudar a volver a las fronteras de 1991. Eso ya es solo un sueño”.
“Las estadísticas dicen que el 75% de las promesas electorales que hizo en 2016 resultaron ser completamente falsas. Y puede que sea una persona decidida y fogosa, pero no es el único que decide, muchos republicanos tienen una postura pro ucraniana y están dispuestos a apoyarnos”, añade.
El hecho de que un joven de 21 años conozca las estadísticas del mandato anterior de Trump y hable con fluidez sobre el funcionamiento del sistema político estadounidense refleja el grado de preocupación presente en la sociedad ucraniana ante las elecciones que finalmente dieron la victoria al magnate. Probablemente, los ucranianos han leído más sobre Donald Trump que muchos de los ciudadanos estadounidenses que lo votaron nuevamente en las urnas.
Sin embargo, ni los más informados sacan conclusiones claras estos días, en los que las avenidas de Kiev parecen más silenciosas de lo habitual y en el metro de la ciudad los rostros se ven más serios de lo normal. La incertidumbre marca cada testimonio recogido en la calle.
Aunque la guerra no se ha detenido esta semana debido a las elecciones, los ciudadanos ucranianos tienen la sensación de que esos comicios celebrados a más de 9.000 kilómetros de distancia podrían sentenciar su futuro. Ya lo sentían desde hace meses, como una especie de espada de Damocles que podría caer sobre ellos si el candidato republicano ganaba. Finalmente, eso ha sucedido, y ahora la mayoría no sabe qué esperar.
Ganar o morir
“Cuando me enteré de la victoria de Trump, lo primero que pensé es que estábamos entrando en una nueva etapa para Ucrania: una nueva fase de inestabilidad, que puede ser muy buena o muy mala. Ese fue mi primer pensamiento”, asegura Olexii, un informático de Kiev que ha resistido aquí, con toda su familia, desde que comenzó la invasión rusa a gran escala.
“Estoy simplificando mucho, pero pienso que podrían darse dos escenarios diametralmente opuestos: podemos ganar en un mes o podemos morir todos aquí”, añade, haciendo referencia a los 45 días que le quedan al mandato del presidente saliente Joe Biden, en los que podría acelerar el envío de ayuda militar a Ucrania y, lo que es más importante, dar luz verde para que Kiev utilice armas de largo alcance contra objetivos en suelo ruso.
Olexii no es el único que ve el uso de misiles de largo alcance como la última esperanza para que su país no desaparezca –al menos no como era antes de 2022–. Desde las cúpulas militares de Ucrania también están convencidos de que, si pudieran abatir objetivos militares estratégicos rusos más allá de Belgorod, la guerra podría cambiar de rumbo en este momento.
Después de los ataques ucranianos –con vehículos no tripulados– en las regiones rusas de Belgorod, Kursk o Briansk, el Kremlin retrasó las posiciones desde las que despegan los aviones que bombardean Ucrania a diario. Y son muchos los oficiales que piensan que destruir este problema desde el origen daría respiro tanto en los frentes de combate como en las ciudades.
Rusia ha intensificado los ataques contra Ucrania en los últimos meses. A principios de año, la ONU ya alertaba de que los bombardeos se habían incrementado en un 20%, y en la actualidad, cada 25 minutos Rusia lanza un dron suicida tipo Shahed, cargado con hasta 50 kilos de explosivo, contra las ciudades ucranianas. A esto hay que añadir los misiles y las bombas planeadoras, que están causando grandes estragos.
La situación en los frentes de combate también es extremadamente difícil para Ucrania en este momento. La ley de Movilización no ha dado los resultados esperados, y se necesitan al menos 160.000 soldados adicionales para poder hacer relevos y mantener las líneas.
Cientos de miles de soldados armados
“Creo que esta guerra pasará a otro nivel a partir de ahora, y que será aún más difícil para nosotros, pero lo que no sé es cómo reaccionará la sociedad si nos dicen que finalmente se firmará la capitulación y se entregarán los territorios capturados. ¿Para qué diablos se han perdido entonces todas estas vidas?”, dice Bohdan, un guarda forestal.
La idea de que las decenas de miles de muertos, ya sean caídos en el frente o aplastados entre los escombros de los bombardeos rusos, hayan sido en vano desazona profundamente a la mayoría de los ucranianos. A estas alturas de la guerra, ya no queda un solo ciudadano que no haya perdido a un padre, un novio, una abuela o un amigo bajo el fuego ruso.
Y son decenas de miles también los que tienen a un familiar desaparecido en combate o prisionero de guerra bajo la custodia de Rusia, que tortura sistemáticamente a los ucranianos capturados –como se ha podido confirmar en los testimonios de aquellos que han sido intercambiados y han regresado vivos del cautiverio–. Y la pregunta que muchos se hacen es si ahora Estados Unidos se desentenderá de todos ellos, como ya hizo en Afganistán.
“Lo primero y más importante es que Estados Unidos no puede perder; y la pérdida de Ucrania sería el colapso de Estados Unidos como líder mundial. Si se retira, ¿qué imagen dará a China frente al conflicto con Taiwán?”, se pregunta Vladimir, un veterano de guerra que fue herido en el frente de Bakhmut, cuando servía en la 92 Brigada.
Este veterano va más allá y afirma que “Trump es judío y un hombre de negocios, por lo que es muy astuto. Creo que, para empezar, bajará el precio del petróleo para presionar a Putin”. Pero lo que tiene claro es que la capitulación ucraniana entregando a Rusia los territorios ocupados tendría consecuencias desastrosas para el país.
“Habría una guerra civil dentro de Ucrania, y por lo tanto no se solucionaría el problema. Al contrario, todo empeoraría. Varios cientos de miles de militares ucranianos estarán en contra de capitular con esas condiciones, y esta es una gran fuerza”, subraya, haciendo referencia a los combatientes que ahora cuentan con una profunda experiencia militar y están armados hasta los dientes.
“Cuando te quitan la casa o a la familia, no tienes nada que perder, y las personas que no tienen nada que perder con armas en sus manos son una fuerza a tener en cuenta”, concluye, haciendo alusión también a la idea de que todos los muertos ucranianos no pueden haber sido por nada.
Entrar en la OTAN
“Lo primero que sentí cuando escuché la noticia de la victoria de Trump, el miércoles, fue lástima. Recordé sus declaraciones sobre acabar con la guerra en 24 horas y lo que eso implica, y pensé en toda la gente que murió para terminar firmando unas capitulaciones y quedarnos igual que cuando empezamos a pelear en 2022”, explica Liudmila, que trabaja como intérprete.
“También piensas mucho sobre las consecuencias de parar ahora y que, dentro de unos años, cuando Trump ya no sea presidente y no garantice nada, Rusia nos invada de nuevo de manera aún más contundente”, continúa. “Parece que ya es como una tradición en la vida de los ucranianos: a todas las generaciones nos toca pelear con los rusos porque ellos no pueden dejarnos en paz”, se lamenta.
“Ojalá todos entiendan la importancia de dar toda la seguridad posible a Ucrania dejándola entrar en la OTAN”, añade la intérprete, que reconoce que la ayuda militar y financiera ha sido muy importante, pero no suficiente.
Desde febrero de 2022, Estados Unidos ha proporcionado más de 64.100 millones de dólares en asistencia militar a Ucrania. Un 40% del total que ha recibido el país de Zelensky. Sistemas de defensa antiaérea, cañones, vehículos blindados, proyectiles, munición de todo tipo… La lista es interminable.
Pero muchos critican ahora que todo este armamento era suficiente para contener la embestida rusa, pero no para expulsarles de su país. Algo que, aseguran, se podría haber logrado con una entrega adecuada de armas, porque “hombres y coraje tenían de sobra durante los primeros años de la guerra”.
Apoyo popular
Rostislav es el fundador de la ONG “Misión Kharkiv”, que provee medicamentos oncológicos a pacientes de cáncer en mitad de la guerra. Su punto de vista es muy pragmático, y analiza más la personalidad del presidente número 47 de la historia de Estados Unidos que el discurso amenazante que siempre ha esgrimido contra Kiev:
“El estilo directo de Trump podría sentar a Putin y Zelensky en la mesa de negociaciones. Podría forzar a Putin a que detenga la invasión y se disponga a negociar bajo la amenaza de proporcionar a Ucrania todo el apoyo militar necesario, sin límites en la entrega de armamento, si no lo hace. Y a Zelensky lo podría obligar bajo la amenaza de paralizar toda ayuda”.
“Pero yo no anticipo un alto el fuego inmediato, aunque muchas personas en Ucrania lo desearían. Zelensky, desde el punto de vista político, no puede permitirse responder rápidamente a una solicitud de alto el fuego sin arriesgarse a perder la mayoría de los votos del electorado pro ucraniano, que sería catastrófico en este momento”, concluye.
Para los ucranianos, todo sigue siendo incierto.