
¿Por Qué El Toreo Es Una Fiera Que No Cabe En Jaula?
En el mundo del toreo, cada actuación no solo es un evento, sino un reflejo de emociones, tensiones y, sobre todo, de la relación entre el público y los toreros. Recientemente, en la Feria de San Isidro 2025, hemos visto una manifestación notable de esta complejidad, donde el joven torero El Mene se convirtió en el centro de atención tras su actuación rodeada de controversia y ovaciones. ¿Por qué esta narrativa es importante? Porque pone de relieve la dinámica del toreo en una de las plazas más emblemáticas del mundo, Las Ventas.
Empezando con la segunda novillada de la Feria, casi 20,000 espectadores se dieron cita para ser testigos del talento de El Mene, Fabio Jiménez y Tomás Bastos. La tarde prometía tensionantes encuentros con toros de Conde de Mayalde, pero no estuvo exenta de dificultades. La actuación fue descrita como "muy interesante" por algunos expertos, a pesar de que la exigencia del público hacia estos jóvenes toreros fue considerada excesiva.
Andrés Amorós, un renombrado crítico taurino, destacó cómo los novilleros mostraron valentía al enfrentarse a los toros, aunque la presión del público generó un ambiente hostil que no se puede ignorar. La reacción hacia El Mene fue especialmente intensa, con ovaciones mezcladas con críticas. En un entorno donde los errores se pagan caros, resulta crucial recordar que estamos hablando de toreros jóvenes, a menudo en su primera o segunda temporada.
En Las Ventas, la frialdad de algunos sectores de la grada contrasta con la calidez de quienes apoyan incondicionalmente. Fui testigo de la confusión que generaba el tratamiento desigual hacia un torero en formación frente a uno consolidado. La presión es palpable; el público espera ejecuciones perfectas, pero también debe entender que la práctica y la experiencia son insustituibles. El Mene, por su parte, dejó claro su potencial, y su valentía fue reconocida al dar la vuelta al ruedo a pesar de las críticas, un gesto que resuena como un símbolo de resiliencia y aspiración.
En la jornada del 21 de mayo, el evento prometió ser emocionante, con un cartel destacado. Los toreros Morenito de Aranda, Fortes y Adrián de Torres se preparaban para un desafío significativo ante un público que se mantiene dividido entre experiencias pasadas y expectativas futuras. El diagnóstico de Amorós sobre la exigencia del público es un recordatorio fundamental: la afición debe aprender a equilibrar sus expectativas con la realidad de novilleros aún en desarrollo.
Madrid, como epicentro del toreo, siempre se esfuerza por ser exigente pero justo. El carácter de la plaza es tan fundamental como el mismo arte del toreo. Esto nos invita a preguntarnos: ¿puede el público ser más compasivo con los jóvenes talentos sin renunciar a sus expectativas? Si la tauromaquia debe evolucionar, es esencial que todos los involucrados entiendan que el toreo es una expresión artística llena de riesgos. Aquellos que desean convertirse en figuras del toreo deben ser vistos no solo como artistas en el escenario, sino como individuos en un camino de crecimiento personal y profesional.
En conclusión, la relación entre el torero, el público y el arte del toreo es compleja y repleta de emociones intensas. ¿Estamos listos para permitir que estas nuevas figuras tengan el espacio y el tiempo necesario para desarrollarse? Te invitamos a dejar tus comentarios y compartir tus impresiones sobre el futuro del toreo en nuestra sociedad contemporánea.