
¿Es Realmente un Adiós? Joaquín Sabina Deslumbra en Málaga en su Último Concierto
La reciente actuación de Joaquín Sabina en Málaga ha dejado a los asistentes con más dudas que certezas sobre su futuro musical. Con un teatro lleno a rebosar, el 9 de mayo se llevó a cabo el primero de los dos conciertos que finalizan su gira 'Hola y Adiós', marcando el fin de cinco décadas de una carrera llena de éxitos y revelaciones.
Desde el inicio, el ambiente estuvo cargado de emoción. "Hasta siempre, Málaga, ha sido una noche estupenda", fueron las palabras con las que un sonriente Sabina se dirigió al público malagueño, que le recibió con vítores y aplausos. Con su característico bombín blanco, Sabina abrió el espectáculo con Lágrimas de mármol, desatando una ovación que no cesó durante casi dos horas de concierto.
En un momento íntimo y lleno de nostalgia, el artista recordó sus inicios en la ciudad, mencionando a amigos como Antonio Banderas y culturalmente enraizado en calles que evocan sus primeras canciones. Todo ello acompañado de un repertorio que fue desde sus clásicos hasta anécdotas personales, creando una conexión única con el público.
A medida que avanzaba la actuación, la atmósfera se volvía más intensa. Con cada interpretación de temas como 19 días y 500 noches y Calle Melancolía, el auditorio se convertía en un gran coro, una manifestación de cariño y devoción hacia un gigante de la música.
La noche no estuvo exenta de momentos emotivos. Al abordar canciones como Y nos dieron las diez, el público se puso de pie, coreando con fuerza, encarnando no solo la letra, sino también recuerdos compartidos en sus vidas. En ese instante, se entendió que este no era un simple concierto, sino una celebración de una trayectoria vital.
Lo que dejó huella fue su capacidad de comunicar su vulnerabilidad. Sabina, que ha usado su música para expresar sus emociones más profundas, no se guardó nada y ofreció fragmentos de su alma a los presentes. "Las musas son furtivas y caprichosas", comentó, una cita que resonó en los corazones de quienes lo escuchaban.
A medida que la actuación se acercaba a su fin, la despedida parecía inevitable, pero el cantante dejó claro que, si existía alguna oportunidad de volver, su música siempre permanecerá entre nosotros. Un mensaje de esperanza que agradeció el público con una ovación ensordecedora.
La última parte del show, con las icónicas Contigo y Princesa, planteó un cierre digno de un ícono. El Carpena se llenó de ecos de aplausos que prometían no olvidar nunca esa mágica noche. La promesa de Sabina resuena: aunque no regrese a los escenarios, sus canciones nos acompañarán siempre.
Este evento trascendió más allá de ser un simple cierre de gira. Fue un recordatorio de que la música tiene el poder de unir y emocionar, y que, en el caso de Joaquín Sabina, no hay adiós definitivo. ¿Qué momento de Sabina te ha marcado más? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!