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‘Marisol, dime Pepa,’ la niña prodigio del franquismo que se convirtió en comunista y ‘trabajadora de la cultura’

‘Marisol, dime Pepa,’ la niña prodigio del franquismo que se convirtió en comunista y ‘trabajadora de la cultura’

‘Imprescindibles’, de RTVE en La 2, tiene una característica notable: ofrece documentales muy diversos y libres que a menudo van más allá del biopic, convirtiéndose en una interpretación de una época, en un estudio sociológico de un país, una crónica periodística y una exploración de la vida, obra y esferas íntimas. Anoche se estrenó en televisión ‘Marisol, llámame Pepa’, de Blanca Torres (Zaragoza, 1977), un documental que ya había ganado tres premios en el Festival Saraqusta de 2023.

Es casi imposible encontrar en la historia de la canción y el cine una figura con tanta fascinación, encanto natural y candor como Marisol. Solo se le acercarían, aunque a cierta distancia, Rocío Dúrcal y Joselito. Marisol poseía una gracia única y un don angelical para la fotogenia, además de una bonita voz. Era pura frescura y naturalidad. Blanca Torres cuenta su trayectoria con el máximo respeto: no la perturbó, respetó su silencio y retiro, y buscó testimonios valiosos, algunos tan conmovedores como el de su hermana Victoria Flores, quien relató su sorpresa al ver Altea empapelada con su desnudo cuando iba a llevar a sus hijas al colegio. El fotógrafo comenta que la actriz no recibió compensación económica por ello. También está el testimonio de Nines, quien fue su doble en ‘Marisol busca a Marisol’.

La cantante Amaia, que la admiraba desde niña y seguía imitándola, cumplió uno de sus sueños: fue recibida por Pepa Flores, quien la estaba esperando al salir del ascensor, y vivió una de las mejores experiencias de su vida al encontrarla “mágica y normal”. Pepa Flores, en una ocasión, dijo que “antes muerta que volver”; ni siquiera fue a recoger el Goya de Honor de 2020 con sus ojos azules, “de tanto mirar al mar”.

Apoyada en testimonios de personalidades como Elvira Lindo, Nativel Preciado, Marta Sanz, Cristina Hoyos (quien relata lo enamoradizo y seductor que era Gades y cómo luego la engañó con una joven millonaria suiza), Méndez Leite, Luis García Gil, entre otros, Blanca Torres reconstruye la biografía de “la joven prodigio” que se convirtió en mito y en una de las figuras icónicas del franquismo. Vivía en la casa del productor Manuel Goyanes, quien se enfureció cuando ella se casó con su hijo Carlos. Marisol, como ella misma vería después, se convirtió en “una imagen de marca” que él manejaba con “total exclusividad”. No era una niña, sino una inversión. No le permitían ni hacer llamadas ni salir; estaba prácticamente secuestrada porque el productor quería hacer de ella “su gran obra”. Y lo logró, llevándola de un lado a otro, grabando, cantando, trabajando o en cenas con hombres mayores. Por eso y por cómo reconstruyó su vida, poco a poco, Marisol se convirtió en un “icono colectivo” que, al final, decidió abandonarlo todo.

A los 20 años se casó con Carlos Goyanes, también como una forma de liberación, aunque en realidad anhelaba una libertad más plena. La relación entre ellos no funcionó. Conoció a Antonio Gades, definido como un personaje fascinante y un gran seductor, de mucha fuerza. Al principio, él no le interesaba mucho, ya que siempre lo veía de mal humor en las fotos. Sin embargo, él quiso conocerla; hablaron durante media hora y le contó toda su vida. “Antonio me ha cambiado completamente en seis meses”, diría Marisol. Ambos estaban casados y se unieron. Marisol defendió su amor con uñas y dientes, a pesar de las convenciones, aunque escribieran en las paredes “adúltera” y “traidora”. Incluso confiesa: “Me han llamado puta muchas veces en la calle”.

A él no le gustaba que ella cantase o hiciese cine. Blanca Torres analiza su cambio de voz y algunos éxitos, como ‘Háblame del mar, marinero’, que la acercó a Rafael Alberti. Hubo un momento en el que ambos, Gades y ella, decidieron retirarse a Altea. Regresarían a la escena pública; en 1982 se casaron en Cuba, ante Fidel Castro y la bailarina Alicia Alonso. Ambos abrazaron el comunismo y Pepa Flores se definió a sí misma como “una obrera de la cultura” al grabar uno de sus discos más comprometidos. Marisol aún trabajaría en el cine con Mario Camus en ‘Los días del pasado’, haría la serie ‘Mariana Pineda’ a la que Lorca dedicó una obra teatral y se despediría con ‘Caso cerrado’.

"Reflejamos cómo se construye un mito nacional. Para ello, reunimos a personas que tienen un vínculo emocional con Pepa: ya sea como ídolo infantil o modelo de mujer ejemplar… El mito no busca serlo; lo construimos entre todos", declaró la cineasta Blanca Torres.

Después, llegó el silencio y el olvido, lejos de la fama y los recuerdos de “la niña prodigio del franquismo”. Como se recuerda, Marisol se refugió en su Málaga natal, en una corrala con muchos vecinos y sin agua, donde su padre, un hombre ingenioso, les representaba y leía obras teatrales para que no notaran la pobreza en la que vivían.