
¿Qué Nos Revela ‘Romería’ Sobre Nuestros Orígenes y la Memoria?
El cineasta español Carla Simón ha vuelto a deslumbrar en el festival de Cannes con su última obra, Romería, una película que no solo cierra una trilogía familiar, sino que además reflexiona sobre los orígenes y la memoria colectiva de una generación marcada por el dolor. Este trabajo es un testimonio emocional que invita a la reflexión sobre cómo construimos nuestras historias y nuestras identidades.
Simón se ha convertido en un pilar del cine español contemporáneo. Después de su exitoso debut con Verano 1993 y de obtener el Oso de Oro en Berlín con Alcarràs, su carrera ha seguido un ascenso meteórico. Romería llega con altas expectativas, y Simón ha admitido que es su película más personal. La historia raramente se aleja de la autobiografía, de su búsqueda por entender a sus padres, que fallecieron en los años 80, en medio de la crisis del sida.
La trama gira alrededor de Marina, un trasunto de la misma directora, quien viaja a Galicia en busca de respuestas sobre su familia paterna. La relación con sus abuelos y tíos surge en un entorno cargado de silencios y secretos que, como bien apunta la cineasta, marcan la vida de quienes los vivieron. Lo interesante es que, a lo largo del film, Simón se adentra en los territorios de la fantasía poética, donde Marina contacta con sus padres en un intento de entender su amor en medio de un mundo devastado por las drogas y el sida.

La directora subraya que "la memoria no es lo que vivimos, sino lo que inventamos". Este enfoque permite no solo homenajear a sus padres, sino también hacer una crítica social sobre la estigmatización de las víctimas del sida en la sociedad contemporánea, instando a una conversación que todavía permanece silenciada en muchos aspectos.
Con Romería, Simón vuelve a abrir confrontaciones sobre el pasado, estableciendo paralelismos entre la experiencia de su familia y las vivencias de muchos jóvenes de los 80. “Fue una generación que cambió los valores”, reflexiona, haciendo hincapié en la necesidad de abordar esta temática con **empatía y respeto**.

Simón se muestra satisfecha por haber logrado una obra que se mueve entre lo personal y lo colectivo, revelando así las capas de dolor que han formado parte de la memoria de su familia y, por extensión, de toda una sociedad. La película, que es tanto un viaje personal como un reflejo de un tiempo, se presenta como un tratado sobre el dolor y la redención.
La representación de la angustia y la frustración en 'Romería' es palpable, así como un sentido de liberación que invita al espectador a cuestionarse su propia historia y su relación con la memoria. En un contexto donde las conversaciones sobre el sida y sus secuelas todavía son tabú, el filme se convierte en un acto de reivindicación y de búsqueda de verdad.

En conclusión, con Romería, Carla Simón no solo cierra un ciclo, sino que también abre un espacio para el diálogo sobre la memoria y la identidad, mostrando que a través del cine se pueden abordar temas dolorosos y necesarios, mientras se plantea una esperanza de reconciliación. ¿Estamos listos para enfrentar nuestras memorias y dar voz a aquellos que ya no están?
Te invitamos a compartir tus pensamientos sobre la película y su mensaje. ¿Qué opinas sobre la forma en que el arte puede ayudarnos a lidiar con el pasado?